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LA GUERRA REVOLUCIONARIA SENDERISTA CONTRA EL ESTADO PERUANO

Publicado: 2012-10-26

Habiendo señalado en mi artículo anterior los objetivos que busca la escalada terrorista y la respuesta errónea del Estado para combatir esta amenaza, aplicando un anacrónico modelo de seguridad reactivo[1], porque no se entiende la clase de guerra que viene desarrollando Sendero Luminoso, es que escribo este otro artículo con el carácter ilustrativo.

¿Con qué finalidad?

A fin de que se entienda en su real dimensión la amenaza que representa, actualmente, para el Estado peruano el accionar de dicha red terrorista y sus implicancias a nuestra Seguridad Nacional en el ámbito interno.

Ello, me obliga a explicar de manera muy objetiva y concreta la evolución que ha tenido el senderismo desde sus orígenes hasta la fecha. Y el modelo de Guerra Revolucionaria (GR) que implementó cada década, en función a sus objetivos políticos y militares.

Claro está, como actores no estatales internos predominantemente clandestinos y asimétricos.

Antecedentes

En mayo de 1980, la red terrorista Sendero Luminoso dándonos una sorpresa estratégica inició las operaciones de guerra popular prolongada contra el Estado peruano, presentando la ecuación de Guerra Revolucionaria (GR) siguiente:

GR = ATG x AOF x GP x OL

25% 25% 25% 25%

Como vemos, dicha ecuación está compuesta por cuatro factores con un porcentaje de 25% cada uno de ellos. El primero, es el Factor Militar; y los otros tres, son los Factores Políticos, de acuerdo al desagregado que a continuación se indica.

FACTOR MILITAR (25%)

ATG = Acciones Terroristas y Guerrilleras

FACTORES POLITICOS (75%)

AOF = Acciones de los Organismos de Fachada.

GP = Guerra Política.

OL = Ofensiva Legal.

Vista así la ecuación, en este modelo de Guerra Revolucionaria (GR) senderista, priman los Factores Políticos (al sumar un 75%), sobre el Factor Militar (que es de sólo un 25%).

En consecuencia, esta clase de guerra es esencialmente política y no militar. Por ende la respuesta del Estado peruano debería ser más política que militar. Y no a contrario sensu como erróneamente viene sucediendo.

¿Qué pasó en la década de los 80?

Ahora veamos que pasó con la Guerra Revolucionaria (GR) en la década de los 80 durante los gobiernos del arquitecto Fernando Belaunde Terry (1980 - 1985) y del doctor Alan García Pérez (1985 - 1990).

Estos dos presidentes durante su administración no fijaron los objetivos políticos ni tampoco definieron los propósitos estratégicos de sus respectivos gobiernos con la finalidad de combatir a dicha red terrorista, que constituía una seria y peligrosa amenaza a la Seguridad Nacional.

Por eso la estrategia militar marchó sin rumbo definido y a su libre albedrío, pues no hubo ninguna relación entre la política (responsabilidad del estadista) y el conductor de las operaciones (en ese entonces el presidente del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas).

Ante dicho vacío y estando a la falta de directivas de gobierno en materia de lucha contra el terrorismo, las Fuerzas Armadas no pudieron establecer ni menos precisar los objetivos militares que les correspondía.

Además, no conocían al enemigo, ni entendían la clase de guerra que venían desarrollando. Manteniendo la desfasada y anacrónica doctrina contenida en el Manual ME 41-1 “Operaciones Contraguerrilleras” de 1965[2].

Así como una indebida estructura organizacional propia de Guerra de Tercera Generación (3GW) que corresponde para poder enfrentarse contra FFAA de un Estado. Y no era la adecuada ante un actor no estatal interno que desarrollando la Guerra Revolucionaria (GR) practica la Guerra Asimétrica contra el Estado peruano. De ese vacío y error garrafal se aprovechó Sendero Luminoso para avanzar inconteniblemente.

Ello, se grafica en el Anexo N° 1 en donde se podrá ver cómo se dio la ecuación de Guerra Revolucionaria (GR) en la década de los 80[3]:

¿Qué pasó en la década de los 90?

Cuando el ingeniero Alberto Fujimori Fujimori, resultó elegido – en 1990 – como presidente de la República, la red terrorista Sendero Luminoso venía durante una década desarrollando exitosamente la precitada ecuación de Guerra Revolucionaria (GR). Era una especie de VIH que estaba inmerso en el cuerpo social.

Con cuyo tipo de guerra no convencional había logrado arrinconar al Estado peruano durante la década de los 80. Que estaba en vías de convertirse en una dictadura maoísta como la Camboya de Pol Pot y los Kmer Rouge, es decir, Abimael Guzmán buscaba tomar el poder.

Había que revertir dicha situación catastrófica y reimplantar el principio de autoridad para posibilitar la estabilidad y gobernabilidad del país en función de Objetivos Nacionales.

Entonces, la primera tarea que tuve como analista de inteligencia, fue exponerle al nuevo jefe de Estado la “Apreciación de Inteligencia Estratégica Nacional[4]”

¿Con qué finalidad?

Para explicarle en qué consistía la Guerra Revolucionaria (GR) senderista y su ecuación. Proyectándole los escenarios de riesgos y amenazas que representaba a la Seguridad Nacional dicha red terrorista que operaba formando coaliciones con las redes del narcotráfico. Ello, con la finalidad que tuviera una visión macropolítica de la situación de crisis generalizada que afectaba la viabilidad del Perú como Estado – Nación.

Y desde luego, ayudarlo en el diseño de una estrategia integral de gobierno en materia de lucha contraterrorista que se debía implementar a partir del 28 de julio de 1990.

El primer mensaje a la Nación dado por el presidente Fujimori, marca el inicio de la nueva estrategia, pues considerando la naturaleza política de la guerra el hecho de que el terrorismo es un fenómeno político, había que hacerle frente a dicha amenaza con un esquema estratégico diferente.

En dicho mensaje el primer mandatario tomó la decisión política de fijar con absoluta claridad los objetivos políticos y definir los propósitos estratégicos del gobierno para lograr la Pacificación Nacional.

Y para alcanzar estos objetivos políticos se tenía que emplear racionalmente todos los recursos humanos, económicos, físicos, psicosociales y políticos de la Nación, incluyendo sus Fuerzas Armadas y a los órganos de inteligencia.

En esa línea de pensamiento, la política de la Defensa Nacional para el ámbito interno fue implementada por el Consejo de Ministros mediante la Directiva N° 001-90-SG-MD/SDN para el “Planeamiento Estratégico de la Defensa Nacional”, aprobada por el Decreto Supremo N° 066-MD/SDN del 10 de diciembre de 1990.

Y en el año de 1992, implementada por el Consejo de Defensa Nacional a través de la Directiva N° 003-91-MD/SDN del 12 de noviembre de 1991 para el “Planeamiento de la Defensa Nacional para la Pacificación”, aprobada en la misma fecha por el Decreto Legislativo N° 751. En donde se fijaron las estrategias generales en los campos o dominios de actividad: político, económico, psicosocial y militar.

Con respecto al dominio militar, se cumplió con implementar la política establecida en las dos predichas directivas de gobierno, para que la estrategia militar a cargo del presidente del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, mediante la Directiva de Dominio, pudiera fijar sus respectivos objetivos militares. Es decir, tuvieron brújula y un rumbo definido.

E igualmente mediante el Decreto Legislativo N° 743, se modificó la estructura organizacional de las FFAA creándose el Comando Operativo del Frente Interno (COFI) a efectos de la Pacificación Nacional, garantizando el principio doctrinario de “Unidad de Comando”, que es fundamental en la lucha contra las redes terroristas. Y asimismo, se actualizó la doctrina.

También se redefinió la estructura organizacional del Sistema de Inteligencia Nacional y de su ente rector el Servicio de Inteligencia Nacional, mediante el Decreto Ley N° 25635. Y se reconceptualizó la doctrina de inteligencia y contrainteligencia adoptándolas al reto de los conflictos asimétricos.

Todo el marco jurídico que se implementó en materia de Seguridad Nacional, brindó un soporte a la decisión política del presidente Fujimori. Con cuyas normas legales el Estado peruano recuperó la iniciativa frente a la ofensiva senderista.

Además, se crearon los mecanismos institucionales para canalizar la participación activa y democrática de la población, a través de las rondas campesinas y los comités de autodefensa, a fin de aislar a los sectores terroristas de su seno con el objetivo de lograr que éstos carezcan de cualquier apoyo popular.

Los planificadores terroristas y sus comandantes de operaciones, considerando el éxito que tuvieron en la década de los 80, mantuvieron inalterada la ecuación de Guerra Revolucionaria (GR) durante todo el gobierno del presidente Fujimori.

Ello, pensando erróneamente que el nuevo jefe de Estado continuaría con la misma inacción de sus dos antecesores. Y que no habría una reacción del Estado peruano frente al avance senderista.

Pero, se llevaron una tremenda sorpresa con la nueva estrategia que resultó eficaz y produjo un punto de quiebre al frenar el avance de dicha red terrorista. Según me refirió personalmente el propio Abimael Guzmán Reinoso, para quien el ingeniero Fujimori, resultó ser un ajedrecista. Y no un jugador de damas, como pensaban ellos.

Elllo, se ve graficado en el Anexo N° 2, en donde se podrá ver como se dio la ecuación de Guerra Revolucionaria (GR) en la década de los 90.

¿Qué viene pasando en el siglo XXI (2001-2012)?

Sendero Luminoso celebró como una gran y decisiva victoria, después de tantas derrotas, la caída de “El chino Fujimori”. Nuevamente tendría gobiernos cuyas administraciones erráticas le permitieron crecer y empoderarse.

A partir de 2001, dicha red terrorista es un virus mutante que conoce la forma como el Estado lo combatió y desarticuló y sabe también que tras el ciclo de Fujimori había llegado un ciclo distinto, aprovechable para la reconstitución partidaria y continuación de la guerra popular prolongada.

En consecuencia, los planificadores terroristas y sus comandantes de operaciones, en base a las reglas de la experiencia, redefinieron el orden de los factores en la ecuación de Guerra Revolucionaria (GR), para jaquear nuevamente al Estado peruano, tal como lo hicieran exitosamente en la década de los 80.

Entonces la ecuación de Guerra Revolucionaria (GR) adoptó la siguiente configuración; que se mantiene vigente hasta la actualidad:

GR = OL x GP x AOF x ATG

¿Con qué objetivo?

Lograr la “Reconstitución partidaria” de manera progresiva.

Pues bien, aplicando la Ofensiva Legal (OL) Sendero Luminoso logró recuperar la iniciativa durante los gobiernos de Valentín Paniagua y Alejandro Celestino Toledo, consolidándola con la Sentencia que expidiera el Tribunal Constitucional el 3 de enero de 2003 (Expediente N° 010-2002-AI/TC) mediante la cual se declara la inconstitucionalidad de las leyes antiterroristas dictadas en la década de los 90, así como la anulación de todos los juicios seguidos ante la Justicia Militar contra sus cabecillas y los comandantes de operaciones de aniquilamiento.

A partir de ese entonces, empezó – como un objetivo político - lo que en doctrina senderista se llama: “Reconstitución partidaria”, a cargo de la “Fracción Roja”, integrada en ese momento por los cuadros que se encontraban en libertad de manera encubierta y que no habían sido capturados.

Así como por aquellos que obtuvieron su libertad gracias a la Sentencia del Tribunal Constitucional y a los nuevos juicios en el Fuero Común, que han posibilitado – según declaraciones del abogado de Abimael Guzmán Reinoso, Alfredo Crespo Bragayrac – la liberación de 4500 internos terroristas quedando solamente 500 de un total de 5000 capturados, procesados y condenados.

Estando a lo precedentemente expuesto en los últimos tres párrafos, a continuación veamos: ¿Cuál es hoy la percepción de la ciudadanía sobre la gestión gubernamental de los presidentes Valentín Paniagua y Alejandro Celestino Toledo en materia de lucha contraterrorista?

¿Percepción ciudadana sobre Paniagua y Toledo?

Según revela un sondeo a nivel nacional de la encuestadora Datum, publicado en el diario Perú 21, el 15 de octubre de 2012, los gobiernos de Valentín Paniagua Corazao y Alejandro Celestino Toledo Manrique actuaron con “mano blanda” contra el terrorismo. Lo cual demuestra hoy el sentir de la población.

¿Por qué?

Porque un 53% de encuestados considera que el presidente Valentín Paniagua, fue BLANDO en la lucha contra las huestes de Abimael Guzmán.

Pero, la cifra crece exponencialmente para el régimen de Alejandro Celestino Toledo, pues un 68% de encuestados considera que fue BLANDO y benevolente con el terrorismo.

Recordemos que, estos dos gobernantes iniciaron la persecución judicial contra militares, policías y personal de inteligencia que enfrentamos a las redes terroristas.

Y permitieron la actuación desmedida de las ONG de derechos humanos con su aparado mediático, junto con la izquierda caviar y la jurásica.

En el caso de Toledo, la mano blanda contra el terrorismo se explica porque la Seguridad Nacional no le importaba en absoluto. Prefería irse de vacaciones, viajando al balneario de Punta Sal, en el avión parrandero, para que su amigo “galleta”, el guitarrista, le cantara: “Pasameeeee la botella, que quiero estar más cerca de ella…”, “Por unas comas más” y “En el mar, la vida es más sabrosa…”

De otro lado, esta red terrorista en la búsqueda de su objetivo, igualmente ha mantenido la iniciativa durante todo el segundo gobierno de Alan García (2006-2011). Y lamentablemente la mantiene en lo que va del actual régimen de Ollanta Humala, quien no ata ni desata frente a esta clase de guerra asimétrica.

¿Por qué mantiene la iniciativa Sendero Luminoso?

Porque ninguno de los cuatro últimos jefes de Estado (Paniagua, Toledo, García y Humala) durante sus respectivas administraciones, tomaron la decisión política de fijar con meridiana claridad los objetivos políticos y definir los propósitos estratégicos de sus gobiernos para combatir a esta red terrorista que, insisto, operan formando coaliciones con las del narcotráfico.

Y están haciendo una guerra de redes y coaliciones contra el Estado peruano, mediante una conjunción estratégica de actores no estatales internos predominantemente clandestinos y asimétricos.

En cuanto al presidente Ollanta Humala Tasso en los dos mensajes dirigidos al Congreso: el 28 de julio de 2011, al asumir el poder; y el 28 de julio de 2012, al cumplir el primer año de su administración, reitero, valga la redundancia, no ha señalado al país cuales son los objetivos políticos, ni menos definido los propósitos estratégicos de su gobierno para combatir al terrorismo.

Asimismo, tampoco ha emitido una Directiva de gobierno fijando las estrategias generales en los campos político, económico, psicosocial y militar.

E igualmente, tampoco ha precisado cuáles son los objetivos y acciones de política para los ministerios, organismos públicos, gobiernos regionales y locales. Así como para el Sistema de Inteligencia Nacional (SINA). Además, la coordinación de acciones para los efectos del planeamiento de la pacificación, el marco institucional de quien dirige la estrategia y su financiación.

Por esas omisiones la estrategia militar a cargo del jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, marcha sin rumbo definido. Pues le correspondería emitir – a partir de la Directiva de gobierno – la Directiva de Dominio para el planeamiento en el campo militar que fije, a su vez, los objetivos estratégicos para los Elementos de Maniobra del CCFFAA para el Frente Interno, Institutos de las FFAA, la PNP y Reserva Estratégica del CCFFAA.

Además, la estructura organizacional de las FFAA y la doctrina que utilizan para planificar sus operaciones en el VRAEM, resulta inadecuada pues corresponde a la fase de Guerra de Tercera Generación (3GW).

Esto, frente a un adversario que practica la Guerra Asimétrica como variable principal de la Guerra de Cuarta Generación (4GW). De ahí los continuos fiascos y reveses operacionales de las fuerzas del orden, conforme se puede apreciar en el Anexo N° 3.

Asimismo, no se entiende que esta clase de amenazas exige otra clase de servicios de inteligencia, empezando por sus recolectores y analistas que deberían ser profesionales y no diletantes.

La “Unidad de Dirección” es fundamental en la Comunidad de Inteligencia. Y la aplicación eficaz de los principios doctrinarios de “Especialidad, Exclusividad y División de Funciones”. En este escenario la inteligencia de fuentes humanas (HUMINT) será más importante que nunca.

Finalmente, luego de 15 meses de gestión del actual régimen, el Director Ejecutivo de la DINI (cuyo nombre, como en el pasaje cervantino, es preferible no recordar) siendo responsable de conducir a la Comunidad de Inteligencia peruana, ha FALLADO. No es la persona adecuada para el cargo.

¿Por qué?

Porque sencillamente, no entiende ni conoce las líneas de pensamiento doctrinarias que rigen los conceptos de seguridad, política, estrategia e inteligencia. A él le es aplicable el viejo aforismo: “lo que Natura no da, Salamanca no lo presta”. Ya lo sabemos.

Ahora bien, las razones por las cuales viene fracasando el Estado peruano en lo que va del presente siglo, se ve reflejado en el hecho que no se entiende la ecuación de Guerra Revolucionaria (GR) que viene desarrollando la red terrorista Sendero Luminoso conforme es de verse en el Anexo N° 4.

[1] Montesinos, Vladimiro: “Escalada terrorista pone en peligro la seguridad en Perú”, publicado en Facebook, el viernes 19 de octubre de 2012 a las 18:46.

[2] Montesinos, Vladimiro: “Sin Sendero. Alerta Temprana”. Ezer Editores, Lima, noviembre 2009. p. 68.

[3] Montesinos, Vladimiro: Ibíd. p. 78

[4] Montesinos, Vladimiro: “Sin Sendero. Alerta Temprana II”. Ezer Editores, Lima, julio 2011. pp. 87-96.

 

Anexo N° 1

Anexo N° 2

Anexo N° 3

Anexo N° 4


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VIVA EL PERU

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